La propulsión eólica, una tecnología antiquísima, vuelve renovada para ayudar a la industria marítima a alcanzar sus objetivos de descarbonización. Teniendo en cuenta el compromiso de la OMI de lograr “al menos un 5% (y si es posible, un 10%) de uso de tecnologías, combustibles y/o energías con emisiones nulas o casi nulas (zero or near zero, ZNZ) para 2030”, la propulsión eólica está surgiendo como un elemento fundamental de la solución.
Visión de conjunto: desde los ahorros en un buque, hasta el impacto en toda la industria
La propulsión eólica puede reducir el consumo de combustible y ahorrar energía en un buque, pero si se aplica a la flota mundial, su impacto se multiplica exponencialmente. El reciente informe de Seas At Risk Wind First! muestra que si se incorpora la propulsión eólica a tres de los buques más comunes, en distintas rutas comerciales, se consigue un ahorro significativo de energía. Dichos datos son un argumento de peso para ampliar a una escala mayor la propulsión eólica, como elemento decisivo que permitirá a la OMI alcanzar la meta del 5% de energía ZNZ.
Cómo se puede conseguir la meta del 5% gracias a la propulsión eólica
Reducción inmediata de las emisiones: Modernizar los buques existentes con tecnologías eólicas reduce de manera inmediata el consumo de combustibles fósiles, lo cual reduce directamente las emisiones de GEI. De hecho, cada ráfaga de viento captada por las velas (también llamadas columnas o alas) supone una reducción de las emisiones, acercando al sector marítimo a su objetivo de descarbonización, al tiempo que se incrementa su proporción de energía con emisiones nulas y se reduce su dependencia del combustible.
Facilitar la transición a combustibles limpios alternativos: Los electrocombustibles (e-fuels) —generados a base de electricidad de fuentes renovables— se presentan como parte de la transición hacia un transporte marítimo descarbonizado en el futuro, pero su producción y distribución están aún en desarrollo, y para llevarlos a una escala mayor se requiere tiempo y dinero. Y gracias a la adopción de la propulsión eólica, podemos ganar el tiempo necesario. Reducir la demanda general de combustible permite una transición más gradual y previsible hacia los electrocombustibles, garantizando la armonización con la meta del 5% de energías ZNZ de la OMI y suavizando los altibajos que puedan surgir en el camino.
Acelerar los esfuerzos de descarbonización: La tecnología de propulsión eólica ya existe y está disponible de inmediato. Se puede instalar fácilmente en la mayoría de los buques sin necesidad de hacer grandes modificaciones, a diferencia de los electrocombustibles u otras tecnologías alternativas. Los buques existentes se pueden equipar con velas, rotores, alas u otros sistemas de propulsión eólica, reduciendo de inmediato sus emisiones de GEI. Cada equipación de un buque y cada viaje satisfactorio estimula la confianza en la capacidad de la industria marítima para descarbonizarse, lo cual redunda en más inversiones en soluciones con emisiones nulas y tecnologías verdes, haciendo patente que la transición energética en el transporte marítimo es factible.
Conclusión: Wind First!
La propulsión eólica por sí sola no puede descarbonizar el transporte marítimo, pero es un poderoso facilitador de las metas de energía de la OMI. No se trata de volver a la época de Cristóbal Colón, sino de generar una dinámica positiva con la innovación y la tecnología moderna. Gracias a la reducción del consumo de combustible, se facilita la transición hacia los electrocombustibles y se acelera el camino hacia la descarbonización del transporte marítimo: aprovechar la fuerza del viento puede cambiar rápidamente la narrativa sobre el transporte marítimo y demostrar que puede ser un sector limpio. No se trata solo de la eficiencia, sino también de asegurar un camino viable y rentable para cumplir las metas de la OMI. Con el viento a favor, la descarbonización está a nuestro alcance.
Capitolo 4: El levy y la seguridad alimentaria
Posted on: 3 April 2025